Grecia expulsó desde comienzos de año a 6.427 inmigrantes sobre la base de un acuerdo bilateral con Turquía y en el marco del programa de devoluciones a sus países de origen de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), informó el Ministerio de Protección Civil griego.
El ministerio griego, precisó que en el mismo lapso Turquía aceptó a 00 inmigrantes expulsados en virtud del acuerdo bilateral, que fue firmado hace 14 años y actualizado en marzo último en un encuentro entre los jefes de gobierno de ambos países, informó la agencia DPA.
Esas expulsiones tienen lugar de forma paralela a la devolución de inmigrantes y refugiados en cumplimiento de un acuerdo firmado entre la Unión Europea (UE) y Turquía, en cuyo marco han sido enviadas de vuelta a Turquía casi 400 personas desde el 20 de marzo pasado, informó ayer la Comisión Europea.
Otros 5.500 migrantes fueron devueltos a su país de origen dentro de los programas de la OIM, que prevén que aquellos que quieran regresar lo pueden hacer acompañados por la policía, con sus documentos en regla y una pequeña ayuda económica de unos pocos cientos de euros, agregó el Ministerio griego.
Tan sólo en abril, de Grecia fueron expulsadas 1.694 personas, en su mayoría de Albania (852), Pakistán (157) y Marruecos (107) y otras decenas de procedentes de Argelia, Bangladesh, Túnez e Irán.
Cientos de miles de personas llegaron a Grecia por mar el año pasado, en su mayoría huyendo de las guerras en Siria, Irak y Afganistán, en el marco de la peor crisis de refugiados en Europa desde la Segunda Guerra Mundial.
El aluvión desbordó la capacidad de respuesta del pequeño y endeudado país, pero el cierre de la ruta migratoria de los Balcanes, en febrero pasado, y el pacto entre la UE y Turquía sobre la devolución de inmigrantes que llegaron de forma ilegal consiguió frenar una oleada de refugiados que arribaban a Grecia.
A partir de ese acuerdo, las llegadas se computan en cuentagotas y en 24 horas llegaron hasta la mañana de hoy sólo 87 inmigrantes y el miércoles pasado fueron 55, informó el comité de crisis en Atenas.
En tanto, mientras se revelan las cifras de la crisis, en el norte del país, persiste la tensión en la frontera con Macedonia, donde desde hace casi siete semanas más de 10.000 refugiados permanecen bloqueados en el campo improvisado de Idomeni, una importante conexión ferroviaria para la economía griega.
Hoy, unas 80 personas protestaron para exigir que se abra la valla que separa ambos países, pero el ministro griego de Inmigración, Yannis Muzalas, aseguró a la agencia de noticias griega AMNA que Idomeni "debe ser disuelto y se disolverá".
Sin embargo, el funcionario griego evitó poner un "plazo límite", ya que se están todavía preparando "las condiciones" para poder vaciar este lugar "sin violencia".
En esta línea, Atenas instó a las organizaciones humanitarias para que ayuden a desmantelar este campamento irregular antes de fines de mayo, pero por ahora no hay indicios de que los refugiados quieran trasladarse voluntariamente a campamentos organizados.
Este panorama se da en medio del inicio de la suspensión del visado para los ciudadanos turcos, una de las condiciones impuestas por Ankara, junto con la entrega de 6.000 millones de euros y la reactivación de su ingreso a la UE, para firmar el acuerdo que establece que los demandantes de asilo que lleguen ilegalmente a Europa a través del Mediterráneo serán deportados a Turquía.
Este pacto fue repudiado y criticado por Naciones Unidas y por las principales organizaciones de derechos humanos que acusaron a la UE de transformar los centros de recepción de demandantes de asilo en Grecia en centros de detención.
El fin de semana próximo, la canciller alemana Angela Merkel visitará Turquía para reforzar la alianza con Ankara, dado que en lo que va de eset año casi 185.000 refugiados e inmigrantes ya cruzaron el Mediterráneo, la mayoría desde el sur de Turquía hasta las islas griegas del mar Egeo.
Fuente: Télam