Dos países del continente latinoamericano decidieron desconocer el nuevo gobierno de Brasil a cargo de Michel Temer por considerarlo un "golpe de estado parlamentario".
Los presidentes de Venezuela y El Salvador, Nicolás Maduro y Salvador Sánchez Cerén, respectivamente, retiraron a sus embajadores en Brasil, luego de la suspensión de funciones de la presidenta brasileña Dilma Rousseff.
El presidente venezolano retiró a su embajador en Brasil en protesta por la suspensión en sus funciones de la presidenta Rousseff para procesarla en un juicio político por presunta falta de transparencia en el manejo de las cuentas públicas durante su gobierno.
El mandatario se reunió con su gabinete el viernes, una junta que fue televisada, y dijo que la suspensión de Rousseff en esta semana era un intento por anular la voluntad de los brasileños y amenaza a las democracias progresistas en todo el continente.
Por su parte, el presidente salvadoreño Salvador Sánchez Cerén anunció que su país desconoce al gobierno interino instalado en Brasil, y consideró que el proceso iniciado contra Rousseff es una “manipulación política”.
“Nosotros como país somos respetuosos de otros países y tenemos el principio de no intervención, pero también somos respetuosos de otras democracias y (...) de la voluntad popular”, dijo Sánchez Cerén en su programa Gobernando con la Gente.
El gobernante salvadoreño afirmó que en la historia reciente de América Latina, se daban ese tipo de “golpes de Estado” pero a través de “las fuerzas militares”, pero que ahora hay otras modalidades: “aquí ha sido una destitución por el Parlamento”.
El secretario de comunicaciones de la presidencia de El Salvador, Eugenio Chicas, ratificó este lunes la decisión del país centroamericano respecto a no reconocer el gobierno de Temer.
"Lo que está ocurriendo en Brasil amerita una respuesta internacional contundente. Lo que ha ocurrido, a nuestro juicio, es un golpe de estado parlamentario y esto obliga a nuestro país a asumir un alineamiento a favor de la democracia", señaló.